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Super Mario 3D World – GATY 2013
Mario suele golpear un Bloque POW con el que pone patas arriba la industria del videojuego. El fontanero nos malacostumbró a desatascar las cañerías del género con Super Mario Bros., Super Mario Bros. 3, Super Mario 64 y en cierta medida Super Mario Galaxy, por lo que decir que Super Mario 3D World es un juego continuista y poco impactante puede sonar a que Mario falló en su enésima aventura para rescatar a una damisela en apuros… llamada Wii U.
Super Mario 3D World podría llamarse Super Mario 3D Land 2, con todo lo que eso implica: es un plataformas tridimensional con un planteamiento que combina la mayor espectacularidad de los Mario 3D con la mecánica más directa y accesible de los clásicos de dos dimensiones y un control basado en un botón para saltar y otro para correr. El objetivo, por tanto, es llegar hasta la meta de los más de 60 niveles a base de saltar sobre plataformas y esbirros de Bowser ayudándonos de las monedas e ítems ocultos en los bloques. Pero ese carácter de secuela de 3D Land hace que apueste sobre seguro: por el más y mejor.
Porque 3D World no es revolucionario; es, como indica su nombre, el Super Mario World de Super Mario 3D Land, porque no rompe esquemas, sino que lleva la fórmula existente hasta lo más alto del banderín de meta e incluye y potencia las características más llamativas de prácticamente todas las entregas de la saga, como la posibilidad de controlar a Mario, Luigi, Toad y Peach, cada uno con sus propias habilidades; la enorme cantidad de potenciadores de (y superior a) Super Mario Bros. 3 o un diseño de niveles que bob-ombardea ideas sorprendentes pero nunca las estira ni las agota.
Diecisiete años después, Nintendo consiguió lo que llevaba intentando desde Super Mario 64: que una aventura tridimensional de Mario se pueda disfrutar en modo multijugador. Hasta cuatro jugadores comparten pantalla y contador de monedas y vidas, pero cada uno tiene un marcador individual de puntos, que convierte lo que parece un modo cooperativo en un modo coopetitivo en el que la clave es ser más rápido y/o fastidiar al compañero para anotarse más puntos que nadie. Un puntazo.
El salto vuelve a ser la base pero de los bloques surgen nuevas mecánicas en forma de potenciadores nuevos, como el cascabel que convierte a los personajes en adorables gatos capaces de trepar por las paredes y arañar a los enemigos; las Duplicerezas, que crean clones del personaje que ejecutan las mismas acciones simultáneamente… El juego sorprende hasta con los ojos cerrados: la banda sonora se codea con las mejores de la franquicia en cantidad, calidad y variedad de composiciones, dándole un acertado toque de jazz al estilo animado y siempre tarareable marca del personaje.
Sin ánimo de buscarle los tres pies a los gatos, las principales quejas son el escaso uso de las características únicas del GamePad (comprensible porque el juego es compatible y deliciosamente manejable con todos los mandos que Nintendo lanzó desde 2006 hasta entonces) o lo poco impactantes que resultan los gráficos, teniendo en cuenta que en todo momento se mantienen fluidez y simpatía con el resultón estilo de su predecesor en Nintendo 3DS.
Super Mario 3D World no supuso una revolución si dejamos de lado lo revolucionario que resulta que un personaje lleve más de tres décadas protagonizando juegos divertidos, sorprendentes y sobresalientes. No supuso una revolución si ignoramos que un señor con bigote dando saltos disfrazado de gato es capaz de vender cinco millones de juegos en la era de los shooters, las loot boxes y el juego online. Super Mario 3D World no pudo salvar a Wii U, pero volvió a demostrar por qué los verdaderos apasionados de los videojuegos no repiten eso de que Mario es infantil, sino que saben que es infalible.
(Columna publicada originalmente en deusexmachina.es)